Para estas fiestas con cuántos cancioneros te identificas?
Como hemos comentado el paisaje es todo lo que nos rodea lo que vemos y lo que sentimos, toda nuestra historia, la de los que venimos con antepasados de esta tierra y los que venimos con antepasados de otras tierras.
De allí las contradicciones de nuestra cultura, lo prolijo, lo desprolijo, el ser así o el aparentar “como ser así” para ‘ser aceptado’.
Nuestra música, nuestro canto, nuestro baile ¿cuál es?… entre el folklore, jazz, rock, mixtura… a pleno ritmo….
Cuando escuchemos dentro nuestro estos sonidos. Ellos nos remitirán a regiones de nuestro país, a paisajes, costumbres, bailes.
Descubriremos que “el paisaje canta”, en esa inmensidad o en la ciudad, el boliche o en la peña. Pues… “Viva la música y el baile!!!!
Sonidos de altura. El eco, la reverberación. Puna Jujeña. El canto con caja, que toma forma de bagualas y vidalas, es una expresión ancestral – las músicas mestizas como el bailecito, el huayno, el carnavalito.
Tierra de zamba. Salta y Tucumán.
Ritmo santiagueño. Santiago del Estero es epicentro de las danzas del zapateo. Chacareras (simples, dobles o truncas), gatos, escondidos
Aires del litoral. Polka, litoraleña, rasguido doble, chamarrita y, principalmente, chamamé
Mediterránea. Córdoba recibe y devuelve las manifestaciones folklóricas de todo el país. Yupanki convirtió su casa del Cerro Colorado en el núcleo de toda la música telúrica argentina.
Cadencias cuyanas. El folklore cuyano tiene una fuerte personalidad en sus guitarras y en ritmos como cuecas, tonadas y gatos.
Buenos Aires pampeana. Quedan expresiones como el estilo, el triste, el término y la huella
Al sur del Colorado. La región que nace al sur del río Colorado no tiene un folklore característico, pero sí algunos estilos más o menos definidos, como el lonkomeo (en la provincia de Chubut) y el Kaani (de Santa Cruz hacia Tierra del Fuego) heredados de costumbres aborígenes.